Los científicos reunidos en el V Foro de la Cultura reclaman el apoyo de la sociedad para lograr el compromiso de los políticos en favor de la investigación

Los científicos reunidos en el V Foro de la Cultura reclaman el apoyo de la sociedad para lograr el compromiso de los políticos en favor de la investigación 1800 1201 Foro de la Cultura

La necesidad de retener el talento joven, para evitar que se pierda la inversión que supone su formación, de impulsar un tejido empresarial que desarrolle los avances o la incorporación de la mujer a puestos de responsabilidad en el campo de la investigación han sido algunas de las reivindicaciones realizadas por los científicos participantes en el acto de clausura del V Foro de la Cultura. El  encuentro final de esa edición, «¿Quién cuida al cuidador», ha reunido a la viróloga e investigadora del CSIC Margarita del Val, al inmunólogo, catedrático y divulgador Alfredo Corell y al jefe del grupo Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biotecnología, el vallisoletano Mariano Esteban, moderados por la doctora en Ciencias de la Visión Laura García Posadas, quien se ha referido a ellos «como cuidadores silenciosos». 

Ante el enunciado de la mesa de debate, han reconocido sentirse «poco cuidados en general». «La sociedad no ha cuidado a los científicos, ha vivido de espaldas a la ciencia, y los políticos nos han cuidado poco», ha lamentado Alfredo Corell, quien ha aludido a los recortes en educación, sanidad y ciencia sufridos desde hace años y ha reclamado el «apoyo de la sociedad» para lograr el compromiso de los políticos en la defensa de la ciencia, una petición a la que se han sumado sus compañeros de mesa y la propia moderadora, investigadora del Instituto de Oftalmoligía Aplicada de la Universidad de Valladolid (IOBA). 

Margarita del Val ha asegurado que la ciencia debe formar parte de la cultura, por lo que ha celebrado su presencia en el Foro de un diálogo dedicado a cuestiones científicas frente a la tendencia a recluirla en «círculos minoritarios» y pese al interés que suscita en la sociedad, algo que quedaba probado por un Teatro Calderón «prácticamente lleno», como se ha señalado Mariano Esteban. El científico vallisoletano, tras asegurar que en los últimos cincuenta años se ha avanzado más en el terreno de la investigación que en toda la historia y recordar que en España había científicos preparados para reaccionar ante la pandemia y desarrollar vacunas propias, ha llamado la atención sobre esa falta de un tejido empresarial que las produjese

Junto a la necesidad de impulsar esas empresas privadas que puedan llevar a la práctica los avances de los laboratorios, Esteban ha demandado incentivos para que los científicos formados en España no tengan más salida que emigrar a otros países. «No podemos formar a la gente, y enviarla fuera sin posibilidad de retorno», ha subrayado tras aludir a ejemplos de países que han logrado el retorno del talento científico, como China, que a partir de ellos años ochenta emprendió políticas para el regreso de sus estudiantes formados en universidades estadounidenses. «El ‘que inventen ellos’ ha hecho mucho daño y tenemos una juventud maravillosa’, ha subrayado. 

La divulgación, otra de las asignaturas pendientes de la ciencia, resulta también clave para lograr esa complicidad en la sociedad, como ha podido comprobarse durante la pandemia y ha apuntado Margarita del Val. Ese interés por cuestiones científicas no debería limitarse a «emergencias» y casos como el de la erupción del volcán de La Palma» y la respuesta científica debería recaer en personas «con años de experiencia y formación en el método científico», lo que contribuiría a «hacer una sociedad más informada, más culta y más libre», ha sugerido la investigadora del CSIC. Los tres ponentes coincidieron también en reclamar una mayor presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad en el ámbito de la ciencia. Su presencia mayoritaria en las universidades y en los laboratorios contrasta con su escasa representación en los ámbitos de decisión, han asegurado. 

«CONTAMÍNAME»

El actor, autor y director teatral Albert Boadella, el renovador del flamenco Niño de Elche y el artista multidisciplinar y músico asturiano Rodrigo Cuevas han abierto el programa de la jornada en una mesa de debate en torno a la creación y la fusión de estilos bajo el título «Contamíname», moderada por la periodista de RTVCyL María Ramos

La libertada creativa ha constituido uno de los asuntos principales del diálogo. A partir de su experiencia artística durante la dictadura, el fundador de Els Joglars ha señalado que el problema de la censura tenía «un contraste positivo» en la relación con el espectador: «El público sabía que estábamos censurados. Lo que decíamos sobre el escenario era algo que había que leer entre líneas. En la actualidad, ha añadido el dramaturgo, «sobre el papel, en democracia hay plena libertad, pero la sociedad va poniendo tabúsy la función de los comediantes es atacar esos tabús. Ha aparecido un nuevo fenómeno de alto riesgo de autocensura en los artistas, que son las redes, y suponen juicios paralelos». Cualquier polémica en ese espacio virtual puede llevar a que un espectáculo sea rechazado en las programaciones públicas, por lo que el veterano actor y director ha hablado de una «censura encubierta» que podría evitarse si las artes escénicas solo dependiesen económicamente del público. 

«Es el público quien tiene que pagar nuestra fiesta, así seremos libresPrefiero hacer algo que seduzca a los espectadores, que me paguen mi sueldo, esa es una relación limpia y las administraciones no manipularían el valor de la cultura», ha concluido Boadella. Su posición ha encontrado algún matiz en sus compañeros de mesa. Para Niño de Elche, «todos los políticos y funcionarios que se doblegan ante un comentario en internet demuestran su propia preparación cultural». El autor de Voces del extremo ha sugerido que los creadores deben ser más inteligentes que los representantes públicos «para seguir driblando las censuras», pero ha considerado una utopía «que la administración no se cruce en una producción hoy en día» y que depender económicamente solo de la respuesta de los espectadores supondría que proyectos valiosos no salieran adelante. Rodrigo Cuevas, convencido de que «el público tiene que ser el que valore el espectáculo y al artista», también ha alertado sobre el riesgo de dejar fuera a determinados artistas, por lo que ha reclamado algún tipo de apoyo. «Nosotros somos el pequeño comercio», ha dicho tras advertir de la necesidad de proteger al pequeño tendero. 

Momentos antes de su encuentro sobre el escenario del Teatro Calderón, el dramaturgo ha señalado que existe en la sociedad «un instinto de acabar con lo que se considera tradición, con el pasado» para tener la impresión de crear, pero crear, ha recordado, es hacer algo desde cero, y en el mundo de las artes escénicas Aristófanes ya hacía comedias en la antigua Grecia como las que ha firmado él. Boadella ha admitido la existencia de una brecha generacional, también en lo artístico, y ha señalado la «obligación» de su generación de dirigir su mensaje a la gente joven, «porque entendemos que han tenido un exceso de facilidades en la sociedad del bienestar, aunque ya no lo sea tanto, se han encontrado las cosas un poco hechas».

Lejos de ese «instinto» en contra del pasado mencionado por Boadella, Rodrigo Cuevas ha considerado que parte fundamental de su trabajo musical es «buscar joyas en un baúl», en su caso siempre a la búsqueda de algo que «no se ha tocado». El responsable del disco Manual del cortejo, al hilo del lema del Foro de la Cultura, «Del brasero al meme», se ha puesto claramente del lado del primero de esos términos. «Desde pequeño me interesaba mucho más la gente mayor que con los jóvenes, porque me gusta el poso y me parece que tienen un humor más inteligente, con dobles, triples e incluso cuádruples sentidos». No menos explícito ha sido Niño de Elche sobre su mirada a la obra de otros que le precedieron: «Copio tanto que no puedo registrarme en la SGAE», ha bromeado. 

Tras el último debate, la quinta edición del Foro se ha despedido con la representación en el Teatro Calderón del montaje teatral Semillas, un trabajo dirigido por Félix Fradejas y Marta Ruíz de Viñaspre dentro del proyecto La Nave Sénior del propio espacio escénico.